Siempre tratando de querer saber todo se rompió la última conexión entre la vida distorsionada y mi mente, se hizo trisas, se marchó repitiendo una y otra vez “te lo dije” como si yo tuviera que prepararme para el adiós de los sueños, no es mi culpa que el cansancio en mi no se refleje, no es mi culpa abusar del pensamiento que me incita a escribir, que ya sólo se manifiesta cuando mis pies se mueven y mis ojos ven lo “real”, me gustaba más cuando mis ojos veían mi realidad virtual, cuando veían los posibles, los supuestos, los que pasaría, ahora sólo ven realidades del presente, nada del pasado ni del futuro, se cansaron, abusé de ellos y ahora pago las consecuencias, ¡que barato es tener una niñez con imaginación! Que barato fue pensar con imaginación, ya no me interesa, sólo quiero que mi mente descanse cada vez más, hasta que llegue el momento en que se recupere aquella conexión que me hacía feliz, que hacía que fuese más fácil dormir, quizá por eso es que tengo insomnio. Es increíble como mi mente me engaña cada vez que puede, me carga no poder dominarla que cada vez que quiera me haga desvelarme escribiendo tonteras de cómo me siento porque te acarrea muchos problemas, ahora tendré que pensar en como evitar este tipo de curiosidades estúpidas, que lo único que hacen es alejarme de mi objetivo de poder soñar y destruyen aún más aquella conexión que quizás nunca jamás volverá, está desterrada en algunas hojas y muchas tasas de café. Quiero una tasa de café.
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