Hubo momento en el que mi cabeza toco una suave cosa, mi cuerpo se tendió para poder descansar, decidí también descansar mi voz, y fue entonces cuando comencé a pensar y a pensar, miraba la tapa de un libro y pensaba en el fascinante mundo al que me transportaría si hiciera mía sus paginas, miraba mi cama y sentía el placer de mi espalda al tocar su suave cuerpo y el éxtasis que me provocaba aquello, por último contemplé un libro de biología y sentí la curiosidad por saber que hay en sus paginas… ¡espera un momento!¡basta!¿es que no puedes dejar de pensar tan siquiera un instante?...lo intente…sentí un casi completo silencio, mire el reloj: las tres y media de la madrugada…¿Qué hago pensando a esta hora?¿no debería estar durmiendo?¡a esta hora se duerme!, y yo, ¿pensando?¿a que hora se supone que descanso?...intente nuevamente dejar de pensar, sentí algo que no sentía hace bastante tiempo, quizás era calma, quizás placer, no puedo describir que sentí pero se que fue algo relajante y tranquilizante, fue entonces cuando me di cuenta que estaba agotado, o quizás no era yo el cansado, era mi mente la que estaba cansada de que todo lo que yo veía, ella debía razonarlo sin explicaciones de parte mía…
Hoy hice algo distinto a mi rutina diaria de pensar y…pensar, hoy, contemplé, pero no cualquier cosa, contemplé la naturaleza. La playa es algo verdaderamente placentero para alguien que vive agobiado y que desgasta lo que no debería, como yo, en fin, sentí el verdadero placer de estar en contacto con la naturaleza, sentir la arena en mis pies, divisar el inmenso y respetable océano en un hermoso atardecer, que me invita a sumergirme en las aguas rojizas pintadas por el sol, que me sumergen en el más profundo placer, en el más profundo éxtasis espiritual, la paz se apodera de mi ser y me dejo llevar. Es increíble la naturaleza, desde el mar hasta una simple flor, flor que al oler su aroma siento una armonía celestial, divina. Es increíble el placer que me produce la naturaleza, me tranquiliza y me hace olvidar por tan sólo un instante preguntarle a mi mente todo lo que siento, preguntarle porque siento este placer, ese placer que hace que hasta el mas profundo espacio de mi mente olvide por un momento quien soy, y olvide algo tan sencillo como preguntar…lamento que sean pocas veces en las que me sucede esto, pero mi mente no esta sobrecargada de pensamientos, pues si estuviera llena no habría espacio para formular mas preguntas…¡esperen!, mire el reloj: cuatro y media de la madrugada, mi mente tan juguetona aun no me deja dormir, ¡que gracioso!. Estuve una hora pensando…definitivamente debo dejar descansar a mi mente…necesito un remedio para el insomnio, lamentablemente con esta mente curiosa que tengo será difícil encontrar el remedio…pero peor aun será intentar dormir.
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